EL BUEN CAMINO. PROVERBIOS 4,20-27.
“Hijo mío, atiende a mis palabras, haz caso a mis consejos; que no se aparten de tus ojos, guárdalos dentro de tu corazón; porque son vida para el que los sigue, son salud para su cuerpo y su alma. Por encima de todo guarda tu corazón, porque de él brota la vida. Aparta la perversidad de tu boca y aleja la mentira de tus labios. Que tus ojos miren de frente y no se desvíe tu mirada. Fíjate bien dónde pones tus pies, y todos tus caminos estarán seguros. No te desvíes ni a derecha ni a izquierda, y aleja tus pasos de la maldad”.
A mis amigos los jóvenes.
Cuando la Biblia usa la palabra “camino” le da una grande importancia, porque quiere referirse al estilo de vida que el creyente en Dios siempre debe buscar. Al buscar un estilo de vida según Dios la persona se mantiene en tensión, es decir, hace intervenir todas las partes que la conforman para que toda ella esté orientada hacia una dirección: Dios.
Si te fijas, el autor de Proverbios, como algo característico en él, tiene el afán de abarcar toda la persona del creyente–discípulo en su corporeidad: oídos, ojos, corazón, cuerpo, boca y labios, pies, derecha e izquierda.
¿Y sus funciones? Creo que aparece con claridad la función y el valor simbólico de cada una de estas partes del cuerpo: se trata de escuchar con atención, de mirar reflexivamente, de hablar coherentemente, de caminar de acuerdo a un proyecto de vida, de saber amar y amar con pasión. Los órganos del cuerpo humano te ayudan a que tengas siempre presente la búsqueda de los valores fundamentales para la vida, lo que de veras es valioso y que hay que cuidar para que la vida tenga sentido.
Los ojos en la Biblia, por ejemplo, tienen gran valor simbólico; se dice que “los ojos dirigen”, es decir, se pone la mirada en un objetivo, en una meta, y se avanza hacia ese punto poseído ya con la mirada; los que practican un deporte o el ejercicio físico en el gimnasio tienen los ojos bien puestos en lo que quieren conseguir. En otras palabras, se ha elaborado un proyecto para la vida, se “ve” con claridad el punto de llegada y se avanza con pasión para conseguirlo; entran en juego todos los órganos del cuerpo para la realización del proyecto, te has puesto en camino. Antonio Machado en su poema dice: “al andar se hace camino”. Nosotros podemos decir con la Biblia: “al mirar se hace camino”.
Jesucristo se identifica con el camino: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6). Él mismo es el proyecto de vida por excelencia que nos propone imitarlo, para que de esa manera uno se sienta realizado como persona, seguidor del Guía que es Jesucristo.
Anímate a conocerlo más a fondo y a caminar con Él. Es el verdadero Guía en el camino de la vida.
Hay mucho más para hablar sobre esto; sólo te dejo estos pensamientos para reflexionar.
Se dice: “El camino pertenece al que lo camina, con todas sus búsquedas y sus afanes... y comienza, con solo un paso...”.
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