Salmo 23.
El Señor es mi Pastor.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
En prados de hierba fresca me hace descansar,
me conduce hacia aguas tranquilas, y renueva mis fuerzas.
Me guía por caminos rectos, haciendo honor a su nombre.
Aunque pase por un valle tenebroso, ningún mal temeré,
porque tú, Señor, estás conmigo; tu vara y tu cayado me dan seguridad.
Me preparas un banquete para envidia de mis adversarios;
perfumas con ungüento mi cabeza, y mi copa está llena.
Tu amor y tu bondad me acompañan todos los días de mi vida;
y habitaré por siempre en la casa del Señor.
Antes de la Navidad participé en una reunión con el grupo Talleres de Oración y Vida; llegó el momento de la meditación y se escogió el Salmo 23, del que todos los participantes, llenos de devoción y fe, hacían que brotara una verdadera oración de esta Palabra del Señor. Presento aquí algunos de los puntos que surgieron en esta meditación.
El sentido que tiene este salmo es presentar a Dios que está siempre acompañándonos en la vida; de ahí su nombre tan sugestivo: “el Señor es mi Pastor”. Por eso podemos decir: “Tú, Señor, estás conmigo”. Esta frase expresa muy bien el deseo espiritual de la persona y la situación sicológica que está viviendo en ese momento. Es la experiencia humana la que se refleja en este salmo. “Tú estás conmigo” es una expresión que refleja también una grande fe en Dios y la mucha confianza que se pone en Él. Es un salmo de confianza en Dios.
¿Por qué a Dios se le tiene confianza? Fijémonos en las acciones que Dios realiza: Él es mi pastor; me hace reposar; me conduce; me reanima; me guía; está conmigo; me da seguridad; prepara la mesa con comida sabrosa; me unge con aceite. Estas acciones designan el cuidado y la atención hacia mí. Definen a Dios como Aquel que cuida de mí.
Y ante este Dios que así me atiende ¿cuál es mi actitud? El orante se expresa así en el salmo: en compañía de Dios no me falta nada; no temo ningún mal; mi cáliz rebosa; siento la paz como compañera de la vida; quiero habitar en la casa del Señor; me siento huésped de Dios.
Reflexiono brevemente sobre una de las frases más emotivas: “aunque camine por cañadas oscuras nada temo porque tú estás conmigo”. Esta imagen ilustra mucho nuestra vida y lo que Dios hace a favor nuestro: El desierto de Judá y sus valles pedregosos, encajonados, son muy peligrosos si, por desgracia, se pierde uno de noche o si se tropieza y se cae por algún peñasco; el pastor del salmo sabe guiar, incluso, por cañadas oscuras y de noche. Las “cañadas oscuras” no son solamente un precipicio donde la noche se presenta muy oscura. Es símbolo del miedo, del miedo al fracaso, a la soledad, a la inseguridad, a la enfermedad, al sufrimiento, a la muerte. Todo lo que provoca temores, angustias, ansiedad, crisis. Es el miedo que aflora en la conciencia y que no se aplaca, a menos que nos llegue una voz desde lo alto a traer una palabra de consuelo. Esa palabra consoladora que viene de lo alto es este salmo, es Dios quien pronuncia esta palabra y que nos hace exclamar: “Señor, nada me falta porque tú vas conmigo, me das seguridad y habito en tu casa”.
Pero ¿quién puede decir estas palabras con tanta seguridad? Muy pocos; por eso este salmo es una palabra que Dios dirige a los corazones angustiados; esta palabra cae sobre nuestras ansiedades, sobre nuestros miedos, sobre nuestras inseguridades, sobre nuestras propias decepciones. Este salmo, que es palabra de Dios, es una medicina saludable, reconfortante, divina y eficaz para todas las ansiedades del corazón humano. Por eso, desde lo más profundo del corazón podemos repetir constantemente: “Señor, nada me falta porque tú vas conmigo”.
Jesucristo también pasó por un valle tenebroso y gritó “¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?”. Sin embargo, después gritó también: “Yo sé, Padre mío, que tú estás conmigo; en tus manos pongo mi vida”. Jesucristo nos invita a gritarle a Dios así como Él lo hizo.
Tenemos aquí este hermoso poema de Santa Teresa de Jesús para animarnos a confiar en Dios:
Nada te turbe,
nada te espante;
todo se pasa,
Dios no se aleja;
la paciencia
todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene,
nada le falta.
Sólo Dios basta.
Eleva el pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes.
Nada te turbe;
a Jesucristo sigue
con pecho grande,
y venga lo que venga
nada te espante.
¿Qué actitud puedo tomar al saber que Dios se comporta conmigo como un auténtico pastor bueno? El paso fundamental que tenemos que dar es reconocer a Dios como nuestro Señor, pero en este sentido: como un tú con quien se puede entrar en estrecha y cercana relación personal. Se trata de darse cuenta que Dios es alguien cercano a la vida de cada persona y que para relacionarse con Él hay que facilitar que el corazón, es decir, la sede de todas las operaciones del ser humano, el centro neurálgico de todas nuestras decisiones, pueda abrirse a un encuentro personal en toda su dimensión con el Dios Pastor, que ahora es única y esencialmente un tú cercano. Para llegar a ello no hay que hacer grandes y excesivos esfuerzos personales; se comienza poco a poco; dejar que el corazón, la persona entera, busque lugares y momentos de silencio, exterior e interior, para estar a solas con Dios. Que desde lo más hondo del corazón brote el deseo de ir al encuentro con Dios en una relación personal, de confianza, sin que nadie estorbe, y que en el silencio se le pueda escuchar, quererlo, abrazarlo; encontrarse con Dios en una intimidad plena y sentida es encontrar la verdadera paz para el alma.
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ResponderEliminarMe mucho gusto lo que en esta pagina expresa, la fe, la paz y la tranquilidad son regalos de Dios que pocas personas buscan puesto que estan dentro de nosotros mismos... Dios esta en cada uno de nuestros corazones solo hay que sentirlo.
ResponderEliminarHace un año ya que escribí un comentario y se y tengo la certeza de lo que no se ve que Dios esta a mi lado y a la vez dentro de mi, aunque pase momentos difíciles èl esta conmigo todos los días en cada momento... YO CONFÍO EN EL, COMO QUE SE QUE PARA CADA NOCHE HAY UN DIA...
ResponderEliminarCada vez regreso a para decir que Dios habita en mi corazón... dame fuerzas para diferenciar y seguir aferrado a tu diestra, ilumina los caminos y mentes de todos... amén
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